viernes, 15 de diciembre de 2017

Conejo es rico, John Updike




La literatura realista norteamericana, desde comienzos de siglo XX, ha explorado los terrenos aparentemente serenos de la clase media acomodada próximos a ese ideal de sueño americano tan anejo a la prosperidad y la autosatisfacción. Un modelo cuyas grietas permiten la fuga de tantos personajes novelescos que dudan de aquello que viven o, simplemente, acaban saltando por los aires. Un ejemplo claro, que tuvo un gran éxito en su momento, fue El hombre del traje gris (1955) de Sloan Wilson, cuyo título ya evoca esa masa uniforme de clase media que difiere poco de la que hoy en día puebla las ciudades de eso que llamamos primer mundo. Gente obediente que hace todo lo que se le ha dicho —debes estudiar y conseguir un empleo, casarte y tener hijos— y que de repente, duda. Divorcios, huidas, autocomplacencia y errores varios que conforman una nube gris de desestructuración emocional que se cierne sobre vidas privilegiadas. Entonces acuden a la mente Frank Bascombe, de Richard Ford, Sueco Levov, de Philip Roth o Babbit, de Lewis Sinclair. Personajes ya míticos entre los que también se encuentra, por derecho propio, Harry Angstrom, más conocido como Conejo.

martes, 5 de diciembre de 2017

A salto de mata, Paul Auster




Si hasta ahora no ha habido ninguna reseña de Paul Auster en este blog se debe a que leí prácticamente todas sus novelas antes de empezar a comentar libros en la red. También a que sus últimas novelas me decepcionaron porque parecían surgidas de la sola necesidad de publicar y parecían prescindibles.  El caso es que El país de las últimas cosas o El libro de las ilusiones, o por su puesto, su Trilogía de Nueva York, son obras muy recomendables que hace tiempo entusiasmaron a un lector más joven que el que ahora escribe estas líneas. Está claro que mi relación con Auster se enfrió, pero la relectura de A salto de mata ha reavivado la atracción por este autor cuyo magnetismo resulta innegable. De paso me ha permitido restar importancia a lo que yo consideré despropósitos literarios como aquel Viajes por el Scriptorium.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

Ferdydurke, Witold Gombrowicz



Aunque muchos consideran Ferdydurke (1937) una obra maestra, parece responsable advertir al potencial lector que una obra tan inclasificable como poco convencional supone una lectura exigente. Gombrowicz fundamentó la historia en el absurdo y esto no es baladí para el que se enfrenta a una novela que requiere dejar los prejuicios a un lado y disfrutar del retorcimiento de la realidad como eje de una reflexión sobre la madurez, la forma y el arte. Una composición muy personal que resulta hilarante, pero dirigida a un público reducido.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Un invierno en Sokcho, Élisa Shua Dusapin





Un invierno en Sokcho representa un ejercicio de arquitectura literaria, de uso de escuadra y cartabón para elaborar un artefacto literario con un resultado aceptable, pero con una estructura mucho más encorsetada de lo que puede parecer. Se parte de una escritura austera, de líneas cortas carentes de adjetivación y centrada en las acciones. Una escritura propia del relato breve que en esta novela se pone al servicio de una narradora en primera persona, pretendidamente lejano y poco dado a la digresión. Con estos materiales se desarrollan capítulos cortos sin saltos temporales, de no más de cuatro páginas sobre escenas anodinas de supermercado, conversaciones breves de la protagonista y cuadros amplios de una ciudad estival vacía sometida a un invierno inclemente.  Un clima frío que contribuye a unas relaciones distantes, pero con restos emocionales.  La configuración parece muy cinematográfica y se puede etiquetar libremente como novela. Finalmente Un invierno en Sokcho resulta algo sugerente, con cierto aire de postmodernidad pero también escasamente innovadora y prescindible, lo que hace difícil comprender  las muy favorables críticas que ha cosechado la obra. Me pregunto si aquellos que escriben, premian y toman el nombre de otros escritores en vano hacen realmente un favor construyendo un relato paralelo para encumbrar, en este caso, a una obra meritoria para una escritora de solo veinticuatro años, pero que no pasa de ser una novela correcta.

lunes, 23 de octubre de 2017

La ofensa, Ricardo Menéndez Salmón


 

Desde hacía tiempo quería leer algo del escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón. La imagen  de tipo sosegado y su visión literaria se antojaban atractivas. Finalmente decidí embarcarme en la lectura de La ofensa, aclamada por la crítica y bastante premiada, con la esperanza de hallar una obra cuando menos diferente. Me llamó la atención su brevedad lo que me impulsó a leerla en una tarde, de un tirón y sin interrupciones, con la idea de empaparme del texto. Tras la lectura puedo decir que resulta muy ambiciosa aunque algo fría y todavía dudo de si la parte más artística y arriesgada no peca de cierta vaguedad.

martes, 10 de octubre de 2017

Lolita, Vladimir Nabokov



Poco puedo escribir sobre Lolita que no se haya dicho ya, pero como siempre intento comentar el libro de turno no desistiré de aportar algo, aunque manido, de la obra de Nabokov. De inició diré que Lolita debe ser de lectura obligada para aquellos que deseen visitar todos los rincones literarios porque su autor es un tren obligado y esta obra, sin lugar a dudas, su parada más reconocida. Aconsejo también leer algo de la vida de este ruso emigrado joven a Estados Unidos que se educó en tres lenguas —francés, ruso e inglés— y que con empeño y trabajo transformó lo que en era un relato en una novela de tema controvertido y forma arriesgada.

lunes, 25 de septiembre de 2017

El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl






Antes de entrar en la horrenda dinámica del exterminio nazi del que se salvó probablemente porque cayo del lado favorable de una exigua, estadística, Viktor Frankl era un reputado psiquiatra vienés que desarrollaba su propia psicoterapia. Su reclusión en diversos campos, incluido el infame Auschwitz, interrumpió abruptamente su vida y por supuesto su carrera, pero la supervivencia le permitió legarnos esta obra que mediante el ensayo ahonda en la vertiente psicológica de semejante experiencia. La dimensión de El hombre en busca de sentido ha traspasado todo lo que pudo imaginar el autor cuando la concluyó en 1945 y sigue siendo un volumen de referencia del Holocausto.

martes, 22 de agosto de 2017

La neblina del ayer, Leonardo Padura




El periodo estival, con sus olas de calor sin descanso y el inevitable embotamiento mental, invita a cierto relajo en las lecturas que las orienta hacia vertientes más livianas. Como mi intención del momento consistía en leer una historia ambientada en La Habana indagué un poco y encontré apetecible una serie de obras de Leonardo Padura próximas a la novela negra con un protagonista que acumulaba muchos rasgos del personaje arquetipo del género.  Escogí La neblina del ayer porque parecía garantizar una Habana en primer plano y tras la lectura puedo decir que la elección fue correcta. El lector queda impregnado del controvertido y único ambiente de la ciudad caribeña en una historia entretenida, con una trama que aprueba y con un trasfondo literario e histórico que resulta atractivo.

lunes, 10 de julio de 2017

El mal de Montano, Enrique Vila Matas





Una mañana de sábado desperté algo aturdido porque no era capaz de articular palabra. Solo emitía sonidos onomatopéyicos que la persona que compartía conmigo ese temprano momento identificaba con afirmaciones, negaciones o exclamaciones. Inmediatamente asocié esta anomalía con un ataque de ficción causado probablemente por una transfiguración literaria de mi personalidad. Como soy una persona de entidad débil que niega constantemente el mundo supongo que deseaba transformarme en un personaje literario. Quizá mi esperanza era la de convertirme en un ser distinto para reinventarme en un individuo que afrontara la vida real, aquella que se antoja tan complicada, de un modo novedoso. Quizá deseaba romper el aburrimiento o directamente mis nervios se habían desmenuzado. El ataque apenas duró un par de horas y, salvo esa persona que soportaba mi despertar, nadie se percató de la imposibilidad de pronunciar palabras en aquella soleada y tibia mañana de sábado. Lo más llamativo fue que a la gente que coincidió conmigo en ese ataque de ficción no le supuso ningún problema que solo pudiera decir cosas como mmm a sus afirmaciones o preguntas. Si cuento esto es porque la literatura tiene ramificaciones que llegan más allá de lo imaginable. Si se parte de esa contradicción que dice que la literatura representa la propia vida pero que es ajena a ella, todo puede ocurrir. Tanto en el relato como fuera de él. Creo que al protagonista de El mal de Montano le sucede algo similar con las ramificaciones de la literatura. Padece inicialmente esa enfermedad por la cual todo lo relaciona con la literario y posteriormente se erige como un acérrimo defensor de la literatura frente a todos aquellos que quieren destruirla, entre los que probablemente me encuentre yo con estas reseñas que realmente solo buscan hacer de recordatorio de mis lecturas y que no sé si alguna vez habrán conseguido su propósito.

domingo, 28 de mayo de 2017

Doctor Pasavento, Enrique Vila Matas




Pasavento decide desaparecer tras un incidente casual en la estación de Santa Justa de Sevilla. Debía acudir a una conferencia en el Monasterio de la Cartuja, pero escapa para dirigirse repentinamente a Nápoles. La desaparición no será solamente física sino que paulatinamente se producirá la transmutación del escritor original hacia una nueva personalidad con un pasado y unas motivaciones distintas. De la necesidad por esfumarse surgirá la figura del doctor Pasavento. Pero si en muchas ocasiones esa personalidad que asoma acaba superponiéndose a la original —ahora recuerdo al Faneca de Marsé comentado en este blog o al eterno personaje de míster Hyde—en este caso es la antigua la que siempre aparece en el momento más inoportuno. Porque en esta desaparición, que se puede denominar literaria, el escritor no termina de evaporarse, como si el doctor Pasavento consistiera en una nueva y sofisticada creación literaria, aquella que directamente se escribe en la propia realidad.

sábado, 20 de mayo de 2017

Vertigo, W.G. Sebald






Vértigo (1990) resulta una obra difícil de clasificar y escasamente convencional, que nunca podrá abarcar un gran público, pero que definitivamente suscitará la curiosidad de los que quieren conocer autores como el propio Sebald. Una obra heterogénea y completa que va del ensayo al libro de viajes, de la descripción más detallada, casi decimonónica, a la digresión, del salto temporal al difuminado de la realidad. El narrador puede ser el propio Stendhal, cuya voz permite un valioso relato sobre la memoria en medio de la trifulca napoleónica, o un escritor que viaja por ciudades como Viena, Verona, Venecia o Milán en un presente contemporáneo. Un narrador que recuerda al propio Sebald y que ofrece un itinerario que combina la reflexión sobre literatura y el arte con el regreso a los momentos de infancia que iluminaron lugares tan contradictorios como el deseo o la muerte. Un cuaderno de anotaciones de un personaje peculiar y poco tratable como es ese escritor que se empeña en encerrarse en habitaciones y transitar algunos  incómodos recodos del recuerdo.

sábado, 6 de mayo de 2017

Cuando llega la luz, Clara Sánchez




Cuando llega la luz es una novela de trama sin más intención que captar la atención del lector mediante una intriga a la que se añade la tensión por el curso de los acontecimientos. Sin embargo, el suspense no compensa un relato plano y una trama resuelta de un modo tan inopinado que sorprende viniendo una escritora experimentada. Aunque esta obra es la continuación de Lo que esconde tu nombre, novela premiada con el Nadal en 2010, puede leerse de modo independiente sin necesidad de acudir al volumen anterior.

lunes, 17 de abril de 2017

El amante bilingüe, Juan Marsé


 
La historia que narra El amante bilingüe puede resultar algo forzada, pero hay que reconocer que partiendo de un argumento ocurrente el autor consigue un relato que funciona. El protagonista, Juan Marés, encuentra a su mujer con otro en la cama y para más inri, tras el hiriente descubrimiento, lo abandona sin dar opción a nada. Este hecho marca irremediablemente a un Marés que no puede recuperarse y que con los años se convierte en un músico callejero que mendiga unas monedas. Además tiene el rostro desfigurado por culpa de un cóctel Molotov que en una manifestación fue a parar demasiado cerca. Un hombre perdido e irreconocible, todavía enamorado, que amparado en la invisibilidad del vagabundo observa en la distancia a la que fue su mujer años atrás. Esta es una burguesa catalana que en el presente trabaja en una oficina de integración de la lengua catalana y cuyo recuerdo de su marido es bufonesco y lejano. Pero Marés conoce la atracción que ella siente por un tipo concreto de hombre: charnegos embrutecidos como el que encontró en la cama con ella. De manera inconsciente surge un plan para recuperarla que consiste en convertirse en Juan Faneca, un murciano que aglutina todos aquellos rasgos que está convencido atraerán a su mujer. Poco a poco su personalidad se desdobla y Juan Faneca avanza con su parche en el ojo, su lentilla verde y su peluquín. Un personaje disfrazado casi circense que, sin embargo, puede permitirle lograr lo que anhela.

sábado, 25 de marzo de 2017

Viaje al fin de la noche, Céline





Céline es un escritor controvertido porque durante la Segunda Guerra Mundial se destapó como un férreo antisemita y su postura frente a la ocupación alemana fue, por decirlo de una manera aterciopelada, bastante laxa. Figura polémica incluso en el presente, cuando los homenajes programados para el año 2011 fueron cancelados por la oposición de aquellos que solo recuerdan al autor por ese deleznable pasado. Sin embargo, a pesar de sus decisiones equivocadas —acabo encarcelado por colaboracionista—, se le considera uno de los grandes autores franceses del siglo XX y Viaje al fin de la noche un hito en las letras francesas porque supuso una ruptura con respecto a todo lo que se venía escribiendo. Por tanto, obviar la figura de este escritor es imposible y borrarla de la faz de la tierra porque se comportara como un estúpido sería algo absurdo y peligroso. Tan peligroso como sería borrar los poemas de Ezra Pound porque en un momento de su vida le dio por adorar a Mussolini.

domingo, 12 de marzo de 2017

Sostiene Pereira, Antonio Tabucchi





Sostiene Pereira es una gran novela que por su brevedad parece que se desliza entre los dedos y por su calidad se hace tan exigua como todo aquello que queremos retener durante mucho tiempo. Una obra sencilla en la que no parece sobrar una palabra. Tabucchi la escribió en dos meses febriles que desde luego resultaron tan productivos como envidiables para cualquiera que quiera ejercer el oficio de escritor. Nos legó un personaje tan mítico como Pereira, a pesar de que solo hayan pasado veinte años desde que publicara la obra, y también un marco incomparable: Portugal y, ante todo, la ciudad de Lisboa.  

martes, 28 de febrero de 2017

La subasta del lote 49, Thomas Pynchon




Las batallas de Pynchon son aquellas que se libran entre los admiradores del enigmático autor, considerado uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo XX, y los que creen que es puro artificio ininteligible. Un duro conflicto que parece encuadrarse en la eterna lucha entre realistas y vanguardistas, que muchas veces tiende, como acabo de hacer, a poner etiquetas inútiles. Pero como es humanamente imposible obviar el etiquetado, no queda otra que hacer lo propio con Pynchon y confirmar que es vanguardista. Su narración, por decirlo de alguna manera, choca con algunos lectores acostumbrados a estructuras de novela más comunes. Otros lo integran dentro de ese grupo de escritores que han aportado algo tangible a la literatura moderna. De cualquier manera, leer algo de él supone un interrogante. Sin embargo, La subasta del lote 49 no parece ser la mejor obra para salir de dudas, puesto que es la novela más convencional del autor —según la propia crítica— y también la más breve. De todos modos, es una obra bastante peculiar.

jueves, 9 de febrero de 2017

Jakob von Gunten, Robert Walser


 
Aunque en la actualidad parezca algo irreal, en el pasado existieron las escuelas para sirvientes. Allí se formaba a los individuos para que fueran mayordomos impecables. Robert Walser estudió en una de ellas durante varios años y probablemente esa experiencia contribuyó para que nos legara un personaje y un lugar que, por derecho propio, forman parte de la historia de la literatura. El personaje da título al libro, el inefable Jakob von Gunten y el lugar es el instituto Benjamenta. Uno y otro no se entienden por separado, unidos por la ironía y el más puro absurdo. De todos modos, antes de leer Jakob von Gunten, recomiendo echar un vistazo a la biografía del autor. Aquí solo apunto un par de detalles. Nacido en 1878, pasó recluido en un sanatorio mental desde 1929 hasta su muerte en 1956 y los últimos veintidós años de su vida, no escribió una palabra. Además es conocido por su influencia en Franz Kafka.

lunes, 23 de enero de 2017

El hombre en el castillo, Philip K. Dick




     Philip K. Dick (1928-1982) escribió la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? que inspiró la fantástica película Blade Runner. Parte de su fama proviene de esta circunstancia, pero la verdad es que se considera un reputado escritor de ciencia ficción que en El hombre en el castillo ofrece, según los que saben del género, una de sus mejores obras.

lunes, 2 de enero de 2017

Bartleby y compañía, Enrique Vila-Matas



Bartleby es uno de los personajes más importantes del mundo de la literatura. Cualquiera que empiece esta reseña y que no conozca el relato de Melville Bartleby, el escribiente debe abordar inmediatamente su lectura y concentrar sus esfuerzos en conocer a ese insólito personaje, dueño de una de las frases más míticas jamás expresadas en una ficción: “Preferiría no hacerlo”. Vila-Matas, escritor original, personaje inclasificable, extrae a Bartleby del cajón literario para realizar una reflexión sobre las implicaciones de la negación literaria.