Hace tiempo
pensé en hacer una alineación de un equipo de fútbol de personajes literarios, una
ocurrencia en tiempos de sobrecalentamiento mental. Un equipo abigarrado en el
que podía caber el Sueco Levov, Frank Bascombe, el inefable Bardamu de Céline,
Jakob Von Gunten o Ferdyrdurke. Un once limitado por cuestión de número, pero
en el que no dudaba de la presencia del icónico, aunque probablemente olvidado
en la actualidad, Harry “Conejo” Armstrong, el personaje de Updike. Cada equipo
de fútbol literario depende de las razones de cada lector, pero en el mío reservaría
un lugar para el personaje que salió a comprar tabaco y no regresó a casa son
su mujer e hijos. Conejo en paz, es
el cuarto libro de esta saga y contiene numerosos hilos que conducen a las
anteriores obras, con lo que es muy conveniente empezar por Corre, Conejo.