domingo, 15 de diciembre de 2019

La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa




      Siempre he creído que la primera novela de un autor tiene una pátina especial. El tortuoso camino plagado de rechazos y dudas convierte muchas veces la publicación en un milagro y deja la eterna pregunta sobre todas aquellas obras olvidadas en un cajón que pudieron tener un destino distinto, quizá brillante. Un universo de obras desaparecidas, de talentos literarios no consumados, de azar delirante. De este periplo no escapó La ciudad y los perros, novela premiada y de éxito casi inmediato, que se considera un hito dentro del fenómeno literario conocido como boom latinoamericano, pero que fue rechazada y vio la luz gracias a la insistencia creadora del autor y a la figura de Carlos Barral, que propició su publicación en la España de la censura en 1963. Con un azar cruel o con un ánimo tendente al abandono la obra se habría olvidado y Vargas Llosa puede que fuera un ser anónimo con una vida dedicada a una profesión anodina al cuidado de su familia. Habría sido una lástima porque se trata de una obra meritoria para la edad con la que contaba el autor, con algo más de veinte años, y que décadas más tarde goza de vigencia, algo nada sencillo.

lunes, 8 de julio de 2019

Conejo en paz, John Updike





Hace tiempo pensé en hacer una alineación de un equipo de fútbol de personajes literarios, una ocurrencia en tiempos de sobrecalentamiento mental. Un equipo abigarrado en el que podía caber el Sueco Levov, Frank Bascombe, el inefable Bardamu de Céline, Jakob Von Gunten o Ferdyrdurke. Un once limitado por cuestión de número, pero en el que no dudaba de la presencia del icónico, aunque probablemente olvidado en la actualidad, Harry “Conejo” Armstrong, el personaje de Updike. Cada equipo de fútbol literario depende de las razones de cada lector, pero en el mío reservaría un lugar para el personaje que salió a comprar tabaco y no regresó a casa son su mujer e hijos. Conejo en paz, es el cuarto libro de esta saga y contiene numerosos hilos que conducen a las anteriores obras, con lo que es muy conveniente empezar por Corre, Conejo.

martes, 5 de febrero de 2019

Peleando a la contra, Charles Bukowski




Los relatos del eterno perdedor habitante de pensiones que aparta los mosquitos del vino de un manotazo y discute a voz en cuello con su compañera borracha. Un mundo parco en el que la escritura no es un medio de vida, sino una vida en sí misma para la que no se necesita aire, luz, tiempo y espacio. Historias de peleas, apuestas en el hipódromo, resacas, follar y escribir. Escribir como si un gato te recorriera la espalda, las uñas clavadas en la piel mientras los dedos pulsan enloquecidos. Realismo sucio, pero más allá de etiquetas, textos cargados de acidez, decadencia, humor y una libertad de hacer lo que uno quiere, sin mucho tiempo para la disculpa, poco para la queja y mucho para la crítica. Un deseo irrefrenable que choca con la prudencia.  Un poso amargo y una invitación a la lucha hasta el último aliento. Bukowski, el imán de los incomprendidos, la falta de talento convertida en puro magnetismo con un breve poema o un relato. Escenas de bares, de antros, lejos de las residencias de verano  de Cheever, pero con el alcohol y el fracaso como común hilo conductor. Un autor que solo narra por la necesidad de contar.