Siempre he creído que la primera
novela de un autor tiene una pátina especial. El tortuoso camino plagado de
rechazos y dudas convierte muchas veces la publicación en un milagro y deja la
eterna pregunta sobre todas aquellas obras olvidadas en un cajón que pudieron
tener un destino distinto, quizá brillante. Un universo de obras desaparecidas,
de talentos literarios no consumados, de azar delirante. De este periplo no
escapó La ciudad y los perros, novela
premiada y de éxito casi inmediato, que se considera un hito dentro del
fenómeno literario conocido como boom latinoamericano, pero que fue rechazada y
vio la luz gracias a la insistencia creadora del autor y a la figura de Carlos
Barral, que propició su publicación en la España de la censura en 1963. Con un
azar cruel o con un ánimo tendente al abandono la obra se habría olvidado y
Vargas Llosa puede que fuera un ser anónimo con una vida dedicada a una
profesión anodina al cuidado de su familia. Habría sido una lástima porque se
trata de una obra meritoria para la edad con la que contaba el autor, con algo
más de veinte años, y que décadas más tarde goza de vigencia, algo nada
sencillo.
domingo, 15 de diciembre de 2019
lunes, 8 de julio de 2019
Conejo en paz, John Updike
Hace tiempo
pensé en hacer una alineación de un equipo de fútbol de personajes literarios, una
ocurrencia en tiempos de sobrecalentamiento mental. Un equipo abigarrado en el
que podía caber el Sueco Levov, Frank Bascombe, el inefable Bardamu de Céline,
Jakob Von Gunten o Ferdyrdurke. Un once limitado por cuestión de número, pero
en el que no dudaba de la presencia del icónico, aunque probablemente olvidado
en la actualidad, Harry “Conejo” Armstrong, el personaje de Updike. Cada equipo
de fútbol literario depende de las razones de cada lector, pero en el mío reservaría
un lugar para el personaje que salió a comprar tabaco y no regresó a casa son
su mujer e hijos. Conejo en paz, es
el cuarto libro de esta saga y contiene numerosos hilos que conducen a las
anteriores obras, con lo que es muy conveniente empezar por Corre, Conejo.
martes, 5 de febrero de 2019
Peleando a la contra, Charles Bukowski
Los relatos
del eterno perdedor habitante de pensiones que aparta los mosquitos del vino de
un manotazo y discute a voz en cuello con su compañera borracha. Un mundo parco
en el que la escritura no es un medio de vida, sino una vida en sí misma para
la que no se necesita aire, luz, tiempo y espacio. Historias de peleas, apuestas
en el hipódromo, resacas, follar y escribir. Escribir como si un gato te
recorriera la espalda, las uñas clavadas en la piel mientras los dedos pulsan enloquecidos.
Realismo sucio, pero más allá de etiquetas, textos cargados de acidez,
decadencia, humor y una libertad de hacer lo que uno quiere, sin mucho tiempo para
la disculpa, poco para la queja y mucho para la crítica. Un deseo irrefrenable
que choca con la prudencia. Un poso amargo y una invitación a la lucha
hasta el último aliento. Bukowski, el imán de los incomprendidos, la falta de
talento convertida en puro magnetismo con un breve poema o un relato. Escenas de bares, de antros, lejos de
las residencias de verano de Cheever, pero con el alcohol y el
fracaso como común hilo conductor. Un autor que solo narra por la necesidad de contar.
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