jueves, 23 de septiembre de 2021

París no se acaba nunca, Enrique Vila Matas

        


        El protagonista viaja a París con el propósito de escribir su primera novela. No es otro que ese difuso alter ego del propio Vila-Matas en el que nunca sabemos lo real, pero en el que todo es ficción y que alige París por razones obvias de compañías y ambientes propicios. Joven e inexperto, culpa a Hemingway de su camino. Una manera como otra cualquiera de culpar a la literatura. Entre palabras esquivas, muchas veces no encontradas, urdidas en una buhardilla que le alquila la mismísima Marguerite Duras, se permite una suerte de desvaríos y digresiones. Un viaje plagado de anécdotas, muchas veces hilarantes, lugares u obras míticos o que se mitifican al ser leídos. Un viaje vilamatiano. El escenario eterno es París, pero ese París literario, artístico, que embriaga y confunde y que en sobredosis quizá puede hacer que una obra se escriba sola, que fluyan las palabras. Y si no, al menos pasar un buen rato.