martes, 5 de febrero de 2019

Peleando a la contra, Charles Bukowski




Los relatos del eterno perdedor habitante de pensiones que aparta los mosquitos del vino de un manotazo y discute a voz en cuello con su compañera borracha. Un mundo parco en el que la escritura no es un medio de vida, sino una vida en sí misma para la que no se necesita aire, luz, tiempo y espacio. Historias de peleas, apuestas en el hipódromo, resacas, follar y escribir. Escribir como si un gato te recorriera la espalda, las uñas clavadas en la piel mientras los dedos pulsan enloquecidos. Realismo sucio, pero más allá de etiquetas, textos cargados de acidez, decadencia, humor y una libertad de hacer lo que uno quiere, sin mucho tiempo para la disculpa, poco para la queja y mucho para la crítica. Un deseo irrefrenable que choca con la prudencia.  Un poso amargo y una invitación a la lucha hasta el último aliento. Bukowski, el imán de los incomprendidos, la falta de talento convertida en puro magnetismo con un breve poema o un relato. Escenas de bares, de antros, lejos de las residencias de verano  de Cheever, pero con el alcohol y el fracaso como común hilo conductor. Un autor que solo narra por la necesidad de contar.