domingo, 31 de agosto de 2014

Monstruos invisibles, Chuck Palahniuk






Resulta curioso que el primer autor que repito en este blog sea Chuck Palahniuk, del que no hace mucho reseñé su novela Pigmeo. Curioso porque después de la decepción que supuso Pigmeo, llama la atención que me embarcara poco después en la lectura de Monstruos invisibles, a sabiendas de que esta novela tampoco prometía. En efecto, Monstruos invisibles es otra novela ramplona de Palahniuk con escasos destellos, el mismo cenagal de siempre y un final enrevesado y cáustico que llama más la atención por el retorcimiento que por su sentido. Sin embargo, he de confesar que aunque literariamente la obra sea deficiente, este tipo de novela de Palahniuk se lee fácil, es digerible y, a pesar de que su trascendencia es mínima, viene bien para determinadas ocasiones. En mi caso, un viaje al extranjero, con transportes incómodos y escasos periodos para concentrarme me llevaron a pensar que otra obra del autor estadounidense sería suficiente para pasar el rato. No me equivoqué.

miércoles, 6 de agosto de 2014

El día de la independencia, Richard Ford




El día de la independencia (1995) es el segundo libro de la trilogía de Frank Bascombe que comenzó con El periodista deportivo (1986). La historia ha dado un salto hacia delante de siete años desde el final del primer libro. Bascombe es un hombre que pasa de los cuarenta, divorciado y con dos hijos adolescentes, una mujer con la que mantiene una relación dispersa y una exmujer a la que no ha terminado de olvidar. Trabaja como vendedor de casas y vive en la apacible Haddam, en el estado de Nueva Jersey. Una vida acomodada y tranquila que transcurre en lo que el protagonista define como "Periodo de Existencia", una fase vital en la que lo primordial es no pensar demasiado y lo más adecuado parece alcanzar un estado carente de dolor. El día de la independencia nos sumerge en este peculiar "Periodo de Existencia" y nos muestra la relación de Frank Bascombe con los distintos personajes que circundan su vida, desde aquellos con los que mantiene una posición preferente hasta aquellos más secundarios. Los encuentros y diálogos junto con simples observaciones realizadas, por ejemplo, desde el asiento de su coche, permiten al lector trazar un perfil del protagonista y del mundo que lo rodea.