No hacen falta
muchas líneas para describir esta novela de Stefan Zweig. Tampoco para justificar
su lectura. Una obra breve e intensa que roza el alma y convierte las palabras
en algo vivo y tangible. Acabas la lectura y quedas embargado por algo cercano
a la belleza y el dolor, por la infinitud del amor frente a la existencia. Una
prosa clara y sencilla que consigue un efecto semejante a la poesía.