lunes, 25 de septiembre de 2017

El hombre en busca de sentido, Viktor Frankl






Antes de entrar en la horrenda dinámica del exterminio nazi del que se salvó probablemente porque cayo del lado favorable de una exigua, estadística, Viktor Frankl era un reputado psiquiatra vienés que desarrollaba su propia psicoterapia. Su reclusión en diversos campos, incluido el infame Auschwitz, interrumpió abruptamente su vida y por supuesto su carrera, pero la supervivencia le permitió legarnos esta obra que mediante el ensayo ahonda en la vertiente psicológica de semejante experiencia. La dimensión de El hombre en busca de sentido ha traspasado todo lo que pudo imaginar el autor cuando la concluyó en 1945 y sigue siendo un volumen de referencia del Holocausto.

       
          La obra se puede dividir en dos partes. La primera y más interesante narra muchas de las penurias del campo y la forma de confrontar la adversidad de aquellos que se sabían próximos a la muerte. El autor proporciona retazos de la vida en el campo, de la organización, pero se centra en la complejidad psicológica de las situaciones de humillación y penuria física que padecían los prisioneros y su respuesta ante tanta crueldad. La lectura de esta parte es rápida porque resulta difícil que uno no sienta esa mezcla de fascinación y vergüenza que representa la culminación de la aberración de lugares como Auschwitz. Frankl también incluye la psicología de la liberación cuando los supervivientes exhaustos tuvieron que regresar a hogares destruidos donde no quedaba nada y, sobre todo, nadie. En la segunda parte del libro Frankl aporta un esquema de su psicoterapia, la logoterapia, para que el lector comprenda mejor lo expuesto y la propia intención del autor con respecto al análisis que efectúa.
No creo que pueda decir mucho más de esta obra recomendable para cualquier lector que además se puede leer con intensidad en una tarde. Contrariamente a lo que pueda parecer al tratar hechos tan execrables, la narración de Frankl imprime esperanza en el lector. Cuando uno observa lo que han padecido otros relativiza, aunque sea por una tarde o unos escasos días, sus triviales preocupaciones cotidianas. La logoterapia de Frankl resulta interesante. Mucho se ha escrito del Holocausto y esta es una obra imprescindible. Desde este blog también recomendaría encarecidamente Si esto es un hombre, del italiano Primo Levi. Un testimonio desgarrador sobre su experiencia en el complejo de Monowitz, dentro del campo de Auschwitz.
Por último apuntar que nadie debe escamotear la lectura previa del prólogo de la edición de Herder porque aporta datos sobre la vida del autor y de su logoterapia que ayudan en la lectura del libro.


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