lunes, 23 de octubre de 2017

La ofensa, Ricardo Menéndez Salmón


 

Desde hacía tiempo quería leer algo del escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón. La imagen  de tipo sosegado y su visión literaria se antojaban atractivas. Finalmente decidí embarcarme en la lectura de La ofensa, aclamada por la crítica y bastante premiada, con la esperanza de hallar una obra cuando menos diferente. Me llamó la atención su brevedad lo que me impulsó a leerla en una tarde, de un tirón y sin interrupciones, con la idea de empaparme del texto. Tras la lectura puedo decir que resulta muy ambiciosa aunque algo fría y todavía dudo de si la parte más artística y arriesgada no peca de cierta vaguedad.


      El argumento versa sobre un alemán llamado a filas para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Inicialmente se narran los acontecimientos desde que debe abandonar su ciudad hasta bien entrada la invasión de Francia en 1940. Esta primera parte, escrita casi a modo de crónica, intercala acertadamente los acontecimientos históricos, algunos de sobra conocidos, con las inquietudes del protagonista, obligado a abandonar su familia y novia para aventurarse en una guerra de la que no sabe si regresará. Lo magistral de este inicio es que el tiempo del relato avanza como la invasión relámpago alemana y en apenas unas hojas se concentra mucha información. El lenguaje es sencillo, los hechos comprensibles y sujetos al realismo más puro.  La historia parece que se dirige a algún punto concreto que tiene lugar cuando el protagonista presencia una matanza en un pueblo.

Asomarse al horror tiene graves consecuencias hasta el punto que el hombre queda paralizado y poco tiempo después debe ser ingresado en un sanatorio. A partir de aquí comienza una historia más estática y reflexiva en la que el autor eleva el nivel del lenguaje y la expresión y el relato toma un rumbo que rasga el realismo anterior. La situación del soldado retirado en un sanatorio de la Bretaña parece una metáfora de la huida del terror. No solamente se habla de pánico sino de algo en el mundo interior del protagonista. Posteriormente huye a Gran Bretaña con una enfermera —se incorpora aquí un hilo amoroso— y la historia concluye con una sorprendente reunión que deja una interpretación libre.

Si al principio de esta reseña he dicho que la novela es ambiciosa se debe a que abarca un poco de todo. Desde una crónica realista concisa y escrita con un lenguaje sencillo hasta un texto reflexivo y con tintes filosóficos en el que la realidad parece suspendida. La obra incorpora un hilo amoroso, un final abierto, belleza y violencia, guerra y huida. Todo ello comprendido en pocas hojas aunque muy trabajadas. Si he de concluir algo diré que su brevedad anima a leer el libro. Aunque hay partes exigentes para el lector creo que su éxito radica en que el texto incluye un amplio rango de potenciales lectores. En contra diré que el final, que puede fascinar me resulta tan interpretable como artificioso y que hay algunos puntos del vocabulario escogido algo forzados. En su conjunto La ofensa, como he dicho al principio, me ha dejado frío, pero a pesar de ello recomendaría la lectura de un libro cuya propuesta merece una tarde de intensa lectura.














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