viernes, 26 de noviembre de 2021

Sueños de Bunker Hill, John Fante

 


      Para mí el mejor libro de John Fante es La hermandad de la uva. Después de leerlo no se te olvida que un vino tinto y oscuro es un morapio. Es algo que te puede servir si vas a un concurso de televisión o para contarlo en una primera cita, siempre con el ánimo de conseguir una segunda. Pero lo importante del morapio de Fante es recordar el vino de Musso y por descontado al temerario y borrascoso cantero de los Abruzzos, Nick Molise. Quizá esto no tenga un sentido útil, pero será la fehaciente prueba de que la literatura te ha impregnado, la demostración de que eres un crédulo literario. Un crédulo probablemente sin amor y sin dinero que en las noches de insomnio recordará fanfarronadas etílicas dichas a la sombra de una parra.

    Pero en esta reseña toca Sueños de Bunker Hill, que pertenece al conjunto de obras de Arturo Bandini, el inefable alter ego del autor, incontenible y peculiar personaje al estilo de Molise. Sin embargo, la novela no tiene ni la calidad ni el empuje de otras de esta serie como Espera a la primavera, Bandini o Pregúntale al polvo. La verdad es que de todo lo que he leído de Fante es la más floja y solo recomendable para los seguidores acérrimos del escritor.

     La obra narra las vicisitudes de Arturo en la ciudad de Los Ángeles como escritor de relatos en revistas y guionista de Hollywood. Un Bandini que tiende al desequilibrio y rebota de un lado a otro sin llegar a consumarse como escritor. Mujeres esquivas, menos alcohol del que uno supondría y situaciones comprometidas para un Bandini demasiado tierno e ingenuo. Se enamora de la dueña de la pensión, gana un buen sueldo en Hollywood sin escribir nada, vive en una cabaña frente al Pacífico con un forzudo de vecino que compite en lucha libre. Escenas con comicidad y que se leen fácil pero sin mucho ritmo, carentes de esa intensidad propia de Fante que traspasa el papel y se hace tangible.

      A veces en la lectura viene a la cabeza el Pat Hobby de Scott Fitzgerald, desternillante y genial, o las delirantes andanzas por la costa oeste del Hank de Bukowski, pero son solo reminiscencias, evocaciones de obras más sólidas. Encajaría más esta obra como un guion para una película indie. O quizá ya desvarío.

      En definitiva, si no conoces a Fante empieza por otra novela y si eres un adepto del autor, adelante.

 

 

 

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