Los Wheeler son un matrimonio
joven con dos hijos que vive en una casa a las afueras de Nueva York. Frank
tiene un empleo en la ciudad que paga las cuentas, pero ni él ni April están
satisfechos con la vida que llevan. Una vida rutinaria y predecible que en un
momento determinado deciden romper con un traslado a Europa para cumplir una
ilusión latente y siempre pospuesta por partos y obligaciones. El proyecto toma
forma con el convencimiento de Frank y la determinación de April, pero como
suele pasar en muchos casos, los obstáculos no tardan en aparecer. Los más
difíciles de sortear no serán los que impondrán las circunstancias sino
aquellos que surgen de dudas y excusas.
Vía revolucionaria es una gran novela escrita de modo sencillo y
directo, sin ambages ni preciosismo
alguno. Personajes bien trazados, diálogos intensos y escenarios sencillos,
pero bien escogidos que suman a la historia con un entorno de clase media perfectamente
trazado. Precisamente esa casa de jardín con césped cortado con esmero engastada
en un mapa uniforme rayado por amplias y ordenadas calles compone el fondo necesario
del cuadro y la argamasa que une las piezas.
La claridad en la forma se ve acompañada de una densidad emocional en ocasiones
dolorosa para el lector cuando algunos sucesos se acercan peligrosamente a la
vida de uno. Porque al fin y al cabo la frustración, los sueños, la duda ante
los caminos no recorridos y el paso del tiempo son familiares para cualquiera
por mucho que nos empeñemos en correr sin mirar atrás y aceptemos por prudencia
lo que nos toca. Frank cree en algo mejor y cuando su mujer le brinda la
oportunidad de trasladarse a Europa como algo real, como la posibilidad de
abandonar un trabajo que no le gusta y una comodidad que no le satisface, se
amedrenta sin ser consciente y se engatusa con su propia palabrería. A partir
de ese momento todo se desmorona y los protagonistas se enfrentarán a su propia
ingenuidad hasta un final del todo descorazonador.
Son ya varias las novelas que en
este blog han gravitado sobre un tema recurrente que podría denominarse “frustración
de la clase media”. Babbit, El hombre del traje gris, Años Luz o El día de la independencia
son algunos ejemplos. Estas historias expresan la deriva sentimental de muchos
personajes dentro de ese entramado de una clase media que permite alcanzar cotas
de bienestar elevadas pero cuyos individuos han de hacer frente a sus propios
miedos e inseguridades. Dentro de este subgénero Vía
revolucionaria supone una obra muy reseñable.
Como punto y aparte me gustaría recomendar
la adaptación cinematográfica Revolutionary
Road (título original en inglés, quizá más convincente que la traducción al
castellano) dirigida por Sam Mendes y protagonizada por Leonardo di Caprio y
Kate Winslet.
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