miércoles, 6 de mayo de 2015

Matemos al tío, Rohan O'Grady




Matemos al tío es una obra escrita en 1963 por la canadiense Rohan O´Grady, una escritora no muy prolija que ha sido rescatada recientemente por la editorial Impedimenta para deleitarnos con otra de sus cuidadas ediciones.  El libro puede encuadrarse, sin desviarse mucho, en el género de la literatura juvenil tanto por el tema que trata, el escenario en el que se mueve, la dinámica de la historia y las características de los personajes. Una obra sencilla, bien construida, de tono constante y a la que no se le pueden echar en cara muchas cosas salvo que sea ciertamente prescindible. Una historia entretenida que destila humor y hasta un punto de siniestra intriga.

Dos niños, Barnaby y Christie, acuden por separado a una pequeña isla a pasar el verano. El lugar está huérfano de niños y su llegada supone un cambio drástico en las costumbres de los escasos y ancianos habitantes. Barnaby aguarda la llegada de su tío con una pareja entrada en años mientras Christie se aloja por deseo de su madre con una mujer de mediana edad que hace las veces de cabrera, panadera y otros oficios varios. El sargento Coulter, un policía montado, será el encargado de controlar a la pareja de niños, contener sus tropelías e intermediar para que sus fechorías no lleguen a mayores. Entre tanto, la relación entre ambos se fortalece y con la llegada del tétrico tío de Barnaby deberán tomar una decisión de la que dependerán sus vidas.

La historia recuerda un poco a Los Goonies o a ese tipo de aventuras de niños en las que se presentan personajes pintorescos y los peligros acechan tras cada esquina. Los adultos se reparten los papeles necesarios en este tipo de aventura. El tío es el elemento inquietante, el sargento Coulter la figura que aporta equilibrio —casi paterna—, el puma con el que entablan relación —sí, no bromeo, un felino—el toque irreal de cuento y así sucesivamente con el resto. La isla representa el escenario idóneo, con sus playas, bosques escondidos y multitud de caminos y recovecos. Se pasa en un instante del sopor de un día caluroso a la bravura de las olas, y la propia inconsciencia de los niños es un valor para mantener la viveza de la narración.

En definitiva, Matemos al tío es una novela escrita con sobriedad y humor que recrea de manera precisa y muy visual el ambiente de una pequeña isla en pleno verano, con dos niños tan inaguantables como entrañables y unos personajes adultos que, aunque a veces parecen mera comparsa, aportan mucho colorido a la escena. Un buen libro, entretenido, pero para mi gusto muy cercano a la literatura juvenil.


No hay comentarios:

Publicar un comentario