domingo, 15 de junio de 2014

El quinto en discordia, Robertson Davies





El quinto en discordia (1970) narra la vida de Dunstan Ramsay desde su infancia en un pequeño pueblo canadiense llamado Deptford a comienzos del siglo pasado hasta los momentos postreros de su existencia. La novela se corresponde a esas grandes historias que casi pueden encuadrase en un género literario propio que toman como protagonista a un personaje para mostrar su vida con sus altibajos, logros, sinsabores, anhelos  y frustraciones. En este caso es el propio Ramsay el que decide escribir en primera persona el discurrir convulso de su propia historia con la idea de que la lea el director del instituto en el que impartió clases hasta su reciente jubilación. El detonante para semejante arranque es un artículo publicado en el periódico del instituto que lo dibuja como un personaje gris y anticuado. Un ofendido Ramsay decide narrar su vida para rebatir de modo algo pueril la imagen que le atribuye el artículo. Sin embargo, esto no es más que el artificio escogido por el escritor canadiense Robertson Davies para dar sentido al impulso del protagonista para tamaña empresa, pero que no tiene mayor relevancia en el posterior relato. Davies necesita un motivo y a un personaje inerte que enmascare al verdadero destinatario de la narración: el lector en carne y hueso que sostiene en sus manos el libro. 

El punto de partida de la historia es un hecho aparentemente insignificante: una bola de nieve lanzada por Boy Staunton a Ramsay al comienzo de una anodina noche de invierno en Deptford. Un juego inocuo entre dos niños.  El infortunio se aliará con esta acción para marcar la vida de Dunstan Ramsay como la palanca del aparato de vía lo hace con un tren. Pero no solo él sino el resto de presentes en la acción deberán soportar el peso del suceso. El quinto en discordia es el primer libro de la denominada trilogía de Deptford y las dos siguientes obras tendrán como protagonistas principales a Boy Staunton y Paul Demster, ambos presentes en la acción y cuyo destino también queda determinado por las consecuencias de esa bola de nieve. 

En la novela de Davies la fuerza emana de la primera persona encarnada en Dunstan Ramsay, de sus vivencias y sentimientos que nos conducen a una serie de curiosos y enigmáticos lugares y a rodearnos de personajes singulares. Una historia en la que el lector se sorprende ante un Ramsay solitario pero también huraño, esquivo, arisco y con pocos resquicios para una sonrisa. Da la sensación de que en las escasas ocasiones en las que el destino parece dar tregua, él mismo o las circunstancias se empeñan en endurecer la coraza que se crea para alejarse del mundo.  Un personaje que se hace complicado para el lector, quizá por las contradicciones que representa, por la dificultad de aproximarse a un hombre grotesco, un auténtico superviviente. Un ejemplo claro del carácter del protagonista es su pasión extrema por la hagiografía, que estudia la vida de los santos, teniendo en cuenta que no es católico y que la propia moral religiosa tuvo un papel cuando menos controvertido en su vida. 

En general, la lectura es sencilla y fluida. Quizá los lugares y los ambientes propiciaban un mayor detenimiento pero El quinto en discordia es una obra en la que se cuenta más que se muestra. En mi caso el desarrollo de los acontecimientos me pareció atractivo y el desenlace sólido. La obra permite reflexionar sobre la influencia de la moral religiosa en el individuo y el colectivo, la importancia en la vida de lo aparentemente insignificante, el papel secundario que ejercemos en el destino de otros, la fidelidad a uno mismo, la ineludible fatalidad e incluso sobre algo similar a la justicia poética. Quizá el único problema sea que el Robertson Davies tensa en ocasiones la confianza del lector como con los casuales encuentros de Ramsay y Paul Dempster. La confianza con respecto a la obra depende de cada lector y por tanto puede que no todo el mundo acepte el testimonio de Ramsay con el mismo interés. 

El quinto en discordia (definición)

“Dícese de aquellos personajes que sin ser el héroe o la heroína, pero tampoco el confidente o el villano, son igualmente importantes para el desenlace de la trama. Dicha denominación comenzó a utilizarse en las antiguas compañías de teatro y de ópera para referirse al actor que encarnaba estos personajes.”

Puede que Dunstan Ramsay sea un quinto en discordia, un personaje necesario para la culminación de acciones y vidas ajenas. A la vista de los demás, incluido el lector, puede que figure como un hombre gris y nada entrañable, pero su historia merece la pena.

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