viernes, 28 de mayo de 2021

Zuckerman desencadenado, Philip Roth

 


        Antes de que el revisionismo cultural ataque a Roth y pase a ser uno de esos escritores señalados porque sus textos no se adaptan al canon cultural del momento conviene decir que sus obras son un ejemplo representativo de la literatura realista norteamericana del siglo XX, con una calidad indudable y un impacto emocional sin paliativos. Zuckerman desencadenado se encuadra en la serie de textos que tratan sobre ese alter ego de Roth que es Zuckerman.

       En esta obra vemos la figura del escritor que ha expuesto abiertamente en su última obra a familiares, amigos e incluso a la propia fe judía. Cuando digo expuesto me refiero a un ridículo y escarnio difícilmente asumible que le suponen problemas mayúsculos porque su novela ha sido un éxito total. Problemas que no solo se centran en el ámbito familiar, sino que se extienden a todos los aspectos que acarrea una fama que es probable que un escritor contemporáneo jamás pueda alcanzar. Porque en los años setenta u ochenta los escritores de éxito podían codearse con las estrellas de Hollywood y ganar dinero a espuertas. Ahora eso está reservado a otras profesiones. Zuckerman afronta ese mundo nuevo con actitud escéptica y quejumbrosa. Un continuo desear lo que tenía o rechazó, todo bañado de puro egocentrismo. Como el que añora una juventud que dejó demasiado tiempo atrás. El resultado es una sucesión de escenas alejadas de una estructura novelesca convencional, de lectura fluida y con tintes de humor, recomendable sobre todo si se ha leído previamente El lamento de Portnoy

        Al final Zuckerman desencadenado probablemente se refiere a los problemas que tuvo el propio Roth con la publicación y éxito de El lamento de Portnoy. ¿Hay metaficción? Sí, está claro, y seguro que la escritura le sirvió para desahogarse, redimirse o simplemente entretenerse. Situación acomodada, filias y desprecios de sus lectores, y un lobby judío encolerizado contra uno de los suyos. Vida y ficción mezcladas. 

        Roth fue calificado en su momento de propiciar con sus textos algo semejante a un segundo Holocausto.  Su biografía se ha llegado a retirar en Estados Unidos porque el autor está acusado de acoso sexual. Al propio Roth se le empieza a tildar de misógino y se desaprueban algunos de los roles de mujeres en obras como la ya citada El lamento de Portnoy. Un mundo actual muy libre en el que la censura aparece ya no en la figura del censor sino en la propia sociedad que reniega del pasado sin siquiera conocerlo para abrazar un presente que se reescribe a diario, como si estuviéramos en el universo orwelliano de 1984.

        Zuckerman desencadenado es Roth y en este blog la única entrada diferente de una reseña literaria fue la que escribí tras la muerte del estadounidense. Esta obra no es Elegía, Me casé con un comunista o Némesis, pero merece la pena.

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