Antes de que el revisionismo cultural ataque a Roth y pase a ser uno de esos escritores señalados porque sus textos no se adaptan al canon cultural del momento conviene decir que sus obras son un ejemplo representativo de la literatura realista norteamericana del siglo XX, con una calidad indudable y un impacto emocional sin paliativos. Zuckerman desencadenado se encuadra en la serie de textos que tratan sobre ese alter ego de Roth que es Zuckerman.
En esta obra vemos la
figura del escritor que ha expuesto abiertamente en su última obra a familiares,
amigos e incluso a la propia fe judía. Cuando digo expuesto me refiero a un
ridículo y escarnio difícilmente asumible que le suponen problemas mayúsculos porque
su novela ha sido un éxito total. Problemas que no solo se centran en el ámbito
familiar, sino que se extienden a todos los aspectos que acarrea una fama que
es probable que un escritor contemporáneo jamás pueda alcanzar. Porque en los
años setenta u ochenta los escritores de éxito podían codearse con las
estrellas de Hollywood y ganar dinero a espuertas. Ahora eso está reservado a
otras profesiones. Zuckerman afronta ese mundo nuevo con
actitud escéptica y quejumbrosa. Un continuo desear lo que tenía o rechazó, todo bañado de puro egocentrismo. Como el que añora una juventud que dejó demasiado
tiempo atrás. El resultado es una sucesión de escenas alejadas de una estructura novelesca convencional, de lectura fluida y con
tintes de humor, recomendable sobre todo si se ha leído previamente El lamento de Portnoy.
Al final Zuckerman
desencadenado probablemente se refiere a los problemas que tuvo el propio
Roth con la publicación y éxito de El lamento de Portnoy. ¿Hay
metaficción? Sí, está claro, y seguro que la escritura le sirvió para desahogarse,
redimirse o simplemente entretenerse. Situación acomodada, filias y desprecios
de sus lectores, y un lobby judío encolerizado contra uno de los suyos. Vida y ficción
mezcladas.
Roth fue calificado en su momento
de propiciar con sus textos algo semejante a un segundo Holocausto. Su biografía se ha llegado a retirar en
Estados Unidos porque el autor está acusado de acoso sexual. Al propio Roth se
le empieza a tildar de misógino y se desaprueban algunos de los roles de mujeres en obras como la ya citada El lamento de Portnoy. Un mundo
actual muy libre en el que la censura aparece ya no en la figura del censor
sino en la propia sociedad que reniega del pasado sin siquiera conocerlo para
abrazar un presente que se reescribe a diario, como si estuviéramos en el
universo orwelliano de 1984.
Zuckerman desencadenado es
Roth y en este blog la única entrada diferente de una reseña literaria fue la que escribí tras la muerte del estadounidense. Esta obra no es Elegía, Me casé con
un comunista o Némesis, pero merece la pena.
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