La intención
de Lanchester con esta historia es presentar un mosaico de los habitantes del
Londres actual. Una ciudad que, como otras grandes urbes, parece ofrecer un
hueco y un horizonte a sus habitantes, pero que ante el menor titubeo se muestra
despiadada. Para ello escoge como escenario la calle de Pepys Road, situada en una zona acomodada de la ciudad. Los personajes viven, trabajan o tiene algún vínculo con
esta calle. El autor plantea las vivencias, decisiones y vicisitudes de un
grupo variopinto de personas y se permite reflexionar sobre infinidad de temas
a los que aporta cierto ingenio y acidez. Sin embargo, parece dudar de este
planteamiento —quizá le parezca poco original— y acopla una intriga que como
recurso cohesiona los fragmentos de la historia pero que parece dirigida a ese
lector ávido de giros y suspense que podría dar la espalda a la novela sin este
elemento. Una serie de postales aparecen en los umbrales de las casas de Pepys
Road. Estas muestran fotos de los edificios y una inquietante frase: “Queremos
lo que usted tiene”.
El punto de
partida es el mes de diciembre del 2007, justo antes de la crisis financiera y
en plena psicosis por la seguridad y el terrorismo. Algunos de los personajes
son un trabajador de la Citi, una anciana que ha vivido toda su vida en la
misma casa, unos tenderos paquistaníes, un prometedor futbolista senegalés que
acaba de llegar a Inglaterra con su padre, una vigilante de aparcamiento, un
obrero polaco. Esta es una pequeña muestra, pero destaca la gran cantidad de
extranjeros, algo habitual en las grandes ciudades y tema controvertido en la
Gran Bretaña actual. No hay un protagonista sino que todos forman un coro
aunque es cierto que la atención se centra en algunos de ellos mientras que
otros son casi bosquejos. Desde luego no están escogidos al azar porque su
perfil pretende mostrar un apunte concreto. Desde un exitoso trabajador del
sector financiero hasta una refugiada de Zimbaue hay una distancia importante. Tal
variedad permite a Lanchester reflexionar sobre temas diversos que van desde la
locura de la política antiterrorista, la banalidad del sistema financiero pero
también sobre el desarraigo o el dolor por la pérdida de un familiar.
De la novela
destacaré la parte inicial, incluido su prólogo, con una interesante historia
sobre la evolución de Pepys Road hasta un presente en el que las casas han
dejado de alojar a trabajadores para convertirse en un símbolo de posición
social. El primer tercio mantiene un buen ritmo que poco a poco se convierte en
algo más monótono sin llegar en ningún momento al decaimiento. En definitiva, muestra un año de
la vida de varias personas muchas de las cuáles no se conocen entre sí, con sus
sueños y desgracias en un marco que bien podría ser una calle de otra ciudad
como París o Madrid. En la novela hay mucha menos trama de lo que parece al
principio. En cuanto a la forma diré que
está escrita sin alardes, pero Lanchester podía haber aprovechado más
el escenario de Londres para acentuar con las palabras las sensaciones de cada momento.
Digamos que la obra se lee fácil pero que resalta más por lo que cuenta y por
las reflexiones que por la calidad literaria, como una especie de ensayo
disfrazado de novela. De todos modos, sin ser una obra de primer nivel,
conserva una intención crítica que resulta muy atractiva.
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