No puedo divagar porque enseguida te cansarás y lo único que quieres saber es si merece la pena leer este libro. Una respuesta rápida. Sí, léelo, porque es una buena novela realista. Diálogos creíbles, descripciones precisas, escenas evocadoras. Calidad literaria al servicio de la narración.
No hay digresiones, autoficción,
postmodernismo, best seller o novela negra. No hay artefactos, ni frases
sonoras en la contraportada, tampoco pretensiones o anhelo de posteridad. No es
la mejor novela que leerás, pero cualquier escritor sentiría satisfacción por
haberla escrito. Como lector diré que es estricto realismo, fluyente y sin
adornos. Creo que no hay ni una sola referencia literaria en toda la novela.
Un tempestuoso matrimonio, con la
desbordante figura de Collete y la más contenida de Paul, con un adusto pueblo
de la pegajosa Lousiana como lugar crucial que se convierte en el
tercer protagonista
Collete es una egoísta y una malcriada
que para solucionar sus problemas decide huir de su matrimonio y del lugar en
que se ha criado. Paul es un ingenuo y un simple y Tiger Island un lugar donde
la sutileza y el matiz tienen su lugar en el fondo de un río. Chamizos
desvencijados, trabajadores de plataforma petrolífera, alcohol, peleas de bar y
nécoras servidas en papel de estraza. Ella acaba en Los Ángeles y Paul la sigue
con una devoción que oscila entre lo absurdo y lo entrañable. Pero Collete se
pierde en el laberinto angelino y regresa a un Tiger Island que se deprime por
el repentino cierre de la industria petrolera. Paul sigue el reguero de migas
dejado por ella pero la distancia entre ellos parece insalvable.
La historia permite cierta reflexión
sobre el azar y el destino. Los personajes evolucionan, sobre todo Collete, y
hacen frente a las dificultades con ahínco. La escapada inicial se transforma
en un drama rural de esfuerzo y trabajo por mantenerse, de escenas peculiares y
hasta memorables, como la del inverosímil concurso de tiro en un cuchitril en
medio del pantano con Collete emergiendo entre el lodazal como un viento
huracanado. No hay historia de amor, sino una historia de conveniencia mucho
más cercana a la realidad más mundana, pero no por ello exenta de atractivo.
En esta obra el lector puede
evadirse y recorrer Tiger Island, disfrutar de la narración y observar a los
personajes en su constante bullir de errar y renacer en la búsqueda de una
respuesta que en literatura se llama epifanía.
Acaba la reseña sin saber si sigues leyendo. En este páramo donde no hay lectores, las historias se repiten, las modas se imponen, olvidamos qué es una lectura o simplemente nos dejamos llevar pensando que es un tuit, la revolución es llegar hasta este último párrafo. La revolución es leer obras como El paso siguiente en el baile. La revolución es seguir confiando en la literatura, en la novela, en las historias, en los lugares recónditos y en los poco habituales.
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