La historia que narra El amante bilingüe puede resultar algo forzada, pero hay que
reconocer que partiendo de un argumento ocurrente el autor consigue un relato
que funciona. El protagonista, Juan Marés, encuentra a su mujer con otro en la
cama y para más inri, tras el hiriente descubrimiento, lo abandona sin dar opción
a nada. Este hecho marca irremediablemente a un Marés que no puede recuperarse
y que con los años se convierte en un músico callejero que mendiga unas
monedas. Además tiene el rostro desfigurado por culpa de un cóctel Molotov que en
una manifestación fue a parar demasiado cerca. Un hombre perdido e
irreconocible, todavía enamorado, que amparado en la invisibilidad del
vagabundo observa en la distancia a la que fue su mujer años atrás. Esta es una
burguesa catalana que en el presente trabaja en una oficina de integración de
la lengua catalana y cuyo recuerdo de su marido es bufonesco y lejano. Pero Marés
conoce la atracción que ella siente por un tipo concreto de hombre: charnegos
embrutecidos como el que encontró en la cama con ella. De manera inconsciente
surge un plan para recuperarla que consiste en convertirse en Juan Faneca, un
murciano que aglutina todos aquellos rasgos que está convencido atraerán a su
mujer. Poco a poco su personalidad se desdobla y Juan Faneca avanza con su
parche en el ojo, su lentilla verde y su peluquín. Un personaje disfrazado casi
circense que, sin embargo, puede permitirle lograr lo que anhela.